Una segunda oportunidad al amor

Una segunda oportunidad al amor
Cuenta una leyenda japonesa que las personas que están predestinadas a conocerse están unidas por un hilo rojo atado en el meñique, este se puede tensar o torcer, pero es imposible de romper, el hilo seguirá existiendo independientemente del momento en el que se conozcan. En el blog de hoy, Sandra nos cuenta su historia con Erik, que a pesar de todo decidió darle una segunda oportunidad al amor.

Cuando tenía 24 años conocí a mi primer esposo en un restaurante, Carlos es un hombre muy caballeroso y divertido, cumplía con todas las cualidades que una mujer espera del hombre con quien quiere casarse y a pesar de apenas conocernos, su actitud me cautivo completamente. Pasaron los años y la relación cada vez era más seria, por lo que un día me propuso matrimonio, en seguida dije que sí, pues recuerdo que desde pequeña soñaba con tener una familia.

Si nos ponemos a pensar, una relación es como una montaña rusa, algunas veces te encuentras hasta arriba y en cuestión de segundos te puedes encontrar abajo, claro que esto no es malo, al contrario, trabajar constantemente con tu pareja para sobrellevar las adversidades es lo que une cada vez más. Tiempo después de casarnos tuvimos dos hijas, sin duda los mejores regalos que nos dio la vida, iluminaban la casa con sus risas y hasta la fecha verlas sonreír puede alegrarme el día completo.

Pero 5 años después de que nació mi segunda hija, decidimos que lo mejor seria separarnos, empezar de cero pero siempre buscando el bien de nuestras pequeñas. Fue entonces cuando me reencontré con aquel amor que tuve en la preparatoria, la persona que me conocía completamente y me amaba sin prejuicios. A pesar de que estaba saliendo de una relación, fue Erik quien me apoyo en los momentos más difíciles como solía hacerlo.

A veces pensaba cómo era posible que la vida me estuviera dando una segunda oportunidad para creer en el amor y también cuál era la probabilidad de que un amor renaciera. Claro que tenía mis dudas, pero aprendí que ante estas situaciones no debemos decir que no y por más que neguemos nuestros sentimientos, siempre encontrarán una manera para unirte con la persona que amas. Erik y yo empezamos a salir de nuevo, conoció a mis hijas y se llevaron bien, de pronto sentí que todo estaría bien si amaba de nuevo.

Meses después estábamos en frente de una presa viendo al infinito, no había duda que me encontraba sentada junto a la persona que me enseñaría lo que es sentir de nuevo, fue entonces cuando sacó de la bolsa del pantalón un anillo de compromiso. Esta vez mi reacción fue tranquila pues sabía que todo lo del pasado solo pudo ser de esa manera para que llegáramos a este momento. Actualmente seguimos casados, mis hijas lo quieren mucho y yo tengo una buena relación con mi ex esposo, a fin de cuentas de nuestro amor nacieron las niñas mas bonitas.

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